6/25/2015

La evaluación como propaganda y engaño


No pasará mucho tiempo para que se descubra que la reforma educativa de Peña Nieto fue un fracaso.

lasillarota.com

Emilio Chuayffet, secretario de Educación Pública, en su comparecencia de este martes no dijo todas las implicaciones que ha tenido la llamada “Reforma educativa” impulsada desde el gobierno federal.

No aceptó, lo que es evidente, que la actitud de enaltecer la evaluación educativa y al mismo tiempo denostar a los maestros tiene motivos políticos, de los más mezquinos.

La educación es lo de menos para este tipo de funcionarios, lo importante es encumbrar políticamente a su gobierno con discursos demagógicos que los hagan aparecer como “héroes de la patria” contra los malos maestros.

Esta política tiene como propósito ocultar la crisis económica que enfrenta la Nación y las repercusiones que tiene en materia educativa. Y que no se recuerde el olvido en que se encuentran miles de escuelas y tampoco a esos niños que ensalzan y que sufren las consecuencias de esos discursos demagógicos y que no tienen consecuencias en la realidad.

Chuayffet minimiza el recorte al presupuesto que ha sufrido la Secretaría de Educación Pública de 8 mil 200 a 8 mil 500 millones de pesos en este año. No se dice que la infraestructura educativa está sostenida por los padres de familia con las llamadas “cuotas voluntarias” que se han convertido en obligatorias; pero ese apoyo no puede sustituir la obligación gubernamental.

No dijo a los senadores que la llamada reforma educativa que se diseñó desde las oficinas de la SEP hizo recaer en los municipios esa obligación de proveer de servicios a las escuelas: Internet, luz eléctrica, agua, mantenimiento. Eso explica el por qué miles de escuelas públicas no se cuentan con esos apoyos, porque los municipios también están en el abandono económico.

No explicó Chuayffet que ese ataque a los maestros propició que desde que se impulsó esa reforma educativa, en febrero de 2013, más de 250 mil maestros prefirieron jubilarse a soportar que un funcionario de esa calaña los siguiera amenazando e insultando.

No mencionó Chuayffet que actualmente la SEP tiene 750 mil maestros jubilados y que al término del sexenio dejara este gobierno una herencia de un millón de jubilados, casi uno por cada docente en activo.  Esa pesada carga financiera será un lastre para los siguientes gobiernos, pero ese funcionario mejor prefiere callar ese dato.

Denosta a los profesores que abandonan las clases para protestar y que ellos son el principal motivo de que los menores no reciban educación con plenitud, pero calla al omitir que la principal causa de abandono en perjuicio de los escolares a nivel nacional es la jubilación que sigue creciendo de manera incontenible. ¿La razón? Esa política en contra del magisterio que los obliga a apresurar esos trámites de retiro.

No dice este funcionario que la política de poner contra la sociedad a los maestros es desprestigiar la educación pública impulsada por el Estado para fomentar la educación privada. La llamada clase media busca como medida de “superación” inscribir a sus hijos en escuelas particulares.  Dice, esas son las mejores, cuando en realidad la escuela pública fomenta valores nacionalistas y democráticos que la clase en el gobierno rechaza.

¿Por qué no explicó que la reforma educativa está basada únicamente en un examen estandarizado que no fomenta ni reconoce la especialización que tienen los profesores en su enseñanza? No reconoce esa reforma ni especializaciones ni grados escolares de los propios mentores y los expone, sin una capacitación previa, a un examen incierto que facilita su reprobación.

No supo explicar el entramado jurídico que se ha creado al convertirse la SEP en el patrón de los cientos de miles de maestros, junto con la Secretaría de Hacienda al cubrir la nómina de manera concentrada con los gobernadores de los estados y secretarios de educación estatales lo que complicará aún más los procesos legales.

No pasará mucho tiempo para que se descubra que la reforma educativa de Peña Nieto fue un fracaso. Que la pretendida mejora de la educación es en realidad un lastre y quienes pagarán las consecuencias serán los niños y jóvenes por quienes se desgarran las vestiduras, únicamente en los discursos. Al tiempo.

Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx   twitter: @Manuel_FuentesM

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