Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Polémico como ningún otro dirigente político y/o social, Andrés Manuel López Obrador provoca adhesiones masivas (casi) ilimitadas, simpatías diversas pero condicionadas y críticas acérrimas, cuasi personales, desde el más diverso abanico sociopolítico. No se contemplan las que se expresan más por comisión que por convicción, lo cual no implica que sus autores carezcan de razones, desde el duopolio de la televisión, los grandes consorcios de los diarios impresos y el oligopolio de la radio.
Para ilustrar las incoherencias y hasta bandazos políticos del candidato presidencial de las izquierdas, se refieren a dos extremos: De “al diablo con las instituciones” a “la república del amor”.
Presentadas como antitéticas, la formula diablesca (2006) y la amorosa (2012) enarboladas por el tabasqueño de Macuspana, tienen contextos que al omitirse dibujan a un animal político sellado por la locura en aras de residir y despachar en Palacio Nacional. Son para recordarse, al respecto, los ríos de tinta empleados para dilucidar la pertinencia del anuncio del entonces denominado en forma más clasista que racista como “el señor López”, adjetivo inaugurado por Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación y “verdadero demócrata”, como tuvo a bien autodenominarse, junto a Vicente Fox y Martha Sahagún.
“Al diablo con las instituciones” es, sin duda, una frase harto polémica pero lo es más si se descontextualiza del papel del liderazgo en un movimiento de resistencia civil para impugnar lo que estimaron y aún consideran muchos electores como “nos robaron la Presidencia de la República”. Y una ofensiva política desde el poder público y los poderes fácticos, destacadamente Televisa y Televisión Azteca, para estigmatizar como violento e ilegal al vigoroso reclamo ciudadano para que se hiciera el recuento de los sufragios. Una exigencia elemental que al ser rechazada deslegitimó los resultados de la jornada del 2 de julio de 2006.
Encabezar un movimiento de resistencia para hacer respetar la voluntad ciudadana, la soberanía popular, enseguida nutrir la agenda con la reforma energética, la soberanía nacional y las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías, errores aparte es lo que puede explicar que el liderazgo arribó a una condición distinta, nueva, en la que está obligado a dirigirse al todo si pretende construir una mayoría política para disputar la Presidencia.
Mas para que la disputa tenga un destino cierto, resulta indispensable mutar el liderazgo de los resistentes, el voto duro, pues, en una candidatura que suscite el apoyo de los indecisos, de millones de jóvenes que votarán por vez primera, de los decepcionados con una docena de años de Acción Nacional en Los Pinos y los indispuestos a que el Revolucionario Institucional acumule casi ocho décadas allí.
“Al diablo con las instituciones” fue un grito de los resistentes acosados, agraviados, pero a diferencia de los vencedores en aquella desigual contienda, jamás sacaron al Ejército y la Marina a las calles, impusieron un baño de sangre sin precedente, militarizaron al país y lo subordinaron a los intereses y necesidades geopolíticas de Washington, como sí lo hizo el general de cinco estrellas que destruyó la institucionalidad civil y democrática.
Todo lo anterior no implica que la república amorosa sea la denominación más plausible, pero cae en terreno fértil en un país sellado por la muerte, la violencia y el dolor crecientes de muchísimos mexicanos. En todo caso lo trascendente es que López Obrador y sus brillantes asesores la llenen de contenido para que el indispensable desplazamiento al centro del espectro político tenga lugar desde la izquierda.
Acuse de recibo
El lector Fernando Hernández lamenta que no pudo ver el documental Un hombre en la Plaza Pública, sobre la vida y la obra de Miguel Ángel Granados Chapa, por Canal 11 “pues los que pagamos cable ya no podemos ver ni Primer Plano, en donde el mejor panelista es el doctor Lorenzo Meyer, menos veremos a Virgilio Caballero”… El Centro de Periodismo y Ética Pública informa que “en 68 horas, en dos hechos diferentes, policías de Ciudad Juárez agredieron a tres periodistas, con el fin deliberado de evitar que tomaran imágenes de arbitrarias detenciones de ciudadanos”. El primer caso ocurrió el 3 de febrero, cuando Joel González, del Diario, intentó indagar el motivo del arresto de una ciudadana estadunidense. El 6 de febrero, “policías municipales borraron las imágenes captadas por un fotógrafo y un camarógrafo en el lugar donde al menos dos agentes dispararon contra un vehículo ocasionando severas heridas al menor hijo de la conductora”… La izquierda en nuestra América ¿avance o retroceso?, es el nombre del libro que presentarán en Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma, cerca de la estación Álvaro Obregón del Metrobús), Gilberto López y Rivas, Jorge Mansilla y Ángel Guerra. El volumen contiene reflexiones de los dos primeros y de Pablo González Casanova, entre otros. La cita es el jueves 16 a las 19 horas.
forum@forumenlinea.com
www.forumenlinea.com
Eduardo Ibarra Aguirre
Polémico como ningún otro dirigente político y/o social, Andrés Manuel López Obrador provoca adhesiones masivas (casi) ilimitadas, simpatías diversas pero condicionadas y críticas acérrimas, cuasi personales, desde el más diverso abanico sociopolítico. No se contemplan las que se expresan más por comisión que por convicción, lo cual no implica que sus autores carezcan de razones, desde el duopolio de la televisión, los grandes consorcios de los diarios impresos y el oligopolio de la radio.
Para ilustrar las incoherencias y hasta bandazos políticos del candidato presidencial de las izquierdas, se refieren a dos extremos: De “al diablo con las instituciones” a “la república del amor”.
Presentadas como antitéticas, la formula diablesca (2006) y la amorosa (2012) enarboladas por el tabasqueño de Macuspana, tienen contextos que al omitirse dibujan a un animal político sellado por la locura en aras de residir y despachar en Palacio Nacional. Son para recordarse, al respecto, los ríos de tinta empleados para dilucidar la pertinencia del anuncio del entonces denominado en forma más clasista que racista como “el señor López”, adjetivo inaugurado por Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación y “verdadero demócrata”, como tuvo a bien autodenominarse, junto a Vicente Fox y Martha Sahagún.
“Al diablo con las instituciones” es, sin duda, una frase harto polémica pero lo es más si se descontextualiza del papel del liderazgo en un movimiento de resistencia civil para impugnar lo que estimaron y aún consideran muchos electores como “nos robaron la Presidencia de la República”. Y una ofensiva política desde el poder público y los poderes fácticos, destacadamente Televisa y Televisión Azteca, para estigmatizar como violento e ilegal al vigoroso reclamo ciudadano para que se hiciera el recuento de los sufragios. Una exigencia elemental que al ser rechazada deslegitimó los resultados de la jornada del 2 de julio de 2006.
Encabezar un movimiento de resistencia para hacer respetar la voluntad ciudadana, la soberanía popular, enseguida nutrir la agenda con la reforma energética, la soberanía nacional y las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías, errores aparte es lo que puede explicar que el liderazgo arribó a una condición distinta, nueva, en la que está obligado a dirigirse al todo si pretende construir una mayoría política para disputar la Presidencia.
Mas para que la disputa tenga un destino cierto, resulta indispensable mutar el liderazgo de los resistentes, el voto duro, pues, en una candidatura que suscite el apoyo de los indecisos, de millones de jóvenes que votarán por vez primera, de los decepcionados con una docena de años de Acción Nacional en Los Pinos y los indispuestos a que el Revolucionario Institucional acumule casi ocho décadas allí.
“Al diablo con las instituciones” fue un grito de los resistentes acosados, agraviados, pero a diferencia de los vencedores en aquella desigual contienda, jamás sacaron al Ejército y la Marina a las calles, impusieron un baño de sangre sin precedente, militarizaron al país y lo subordinaron a los intereses y necesidades geopolíticas de Washington, como sí lo hizo el general de cinco estrellas que destruyó la institucionalidad civil y democrática.
Todo lo anterior no implica que la república amorosa sea la denominación más plausible, pero cae en terreno fértil en un país sellado por la muerte, la violencia y el dolor crecientes de muchísimos mexicanos. En todo caso lo trascendente es que López Obrador y sus brillantes asesores la llenen de contenido para que el indispensable desplazamiento al centro del espectro político tenga lugar desde la izquierda.
Acuse de recibo
El lector Fernando Hernández lamenta que no pudo ver el documental Un hombre en la Plaza Pública, sobre la vida y la obra de Miguel Ángel Granados Chapa, por Canal 11 “pues los que pagamos cable ya no podemos ver ni Primer Plano, en donde el mejor panelista es el doctor Lorenzo Meyer, menos veremos a Virgilio Caballero”… El Centro de Periodismo y Ética Pública informa que “en 68 horas, en dos hechos diferentes, policías de Ciudad Juárez agredieron a tres periodistas, con el fin deliberado de evitar que tomaran imágenes de arbitrarias detenciones de ciudadanos”. El primer caso ocurrió el 3 de febrero, cuando Joel González, del Diario, intentó indagar el motivo del arresto de una ciudadana estadunidense. El 6 de febrero, “policías municipales borraron las imágenes captadas por un fotógrafo y un camarógrafo en el lugar donde al menos dos agentes dispararon contra un vehículo ocasionando severas heridas al menor hijo de la conductora”… La izquierda en nuestra América ¿avance o retroceso?, es el nombre del libro que presentarán en Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma, cerca de la estación Álvaro Obregón del Metrobús), Gilberto López y Rivas, Jorge Mansilla y Ángel Guerra. El volumen contiene reflexiones de los dos primeros y de Pablo González Casanova, entre otros. La cita es el jueves 16 a las 19 horas.
forum@forumenlinea.com
www.forumenlinea.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario