Pedro Echeverría V.
1. Escuchaba una entrevista al señor Gustavo Madero, jefe del PAN. (Personaje por cierto muy parecido físicamente a su tío abuelo el hacendado porfirista que encabezó una revolución burguesa fracasada y que fue asesinado con un golpe de Estado planeado en la embajada yanqui) Madero, ignorando de cabo a rabo la historia habla de cosas que no conoce, por eso dice que el PAN desde su fundación en 1939 es el único partido que ha luchado por la democracia mientras los izquierdistas sólo luchaban por la “dictadura del proletariado”. Quiere borrar que el PAN sólo fue un partidito de presión –de no más de cuatro gatos- que durante 40 años vivió subsidiado por el gobierno, hasta que apareció Salinas con el neoliberalismo de De la Madrid, que le abrió todas las puertas para ayudar a destruir a Cárdenas y al PRD. Quizá el mismo empresario Clouthier –candidato presidencial del PAN ya muerto- posea más datos que demuestren cómo el PAN se vendió a Salinas en 1989.
2. Resulta casi inexplicable que los partidos de la ultraderecha lleguen al gobierno por la vía electoral. ¿Es que acaso no se dan cuenta los electores que el ideario de la derecha es plenamente coincidente con el de los empresarios y el alto clero y que los mismos candidatos de esos partidos pertenecen a esa clase social? Sin embargo lo que sucede es que tampoco la llamada izquierda y la socialdemocracia han sabido diferenciarse claramente de la derecha y suele actuar igual que los negociantes de la derecha. De tal manera que los electores no ven diferencia alguna entre la derecha, el centro y la izquierda, “todos son más de lo mismo y votan por quien más regalos nos da”. Por eso los panistas derechistas mexicanos en todas sus declaraciones buscan burlarse de los ideales izquierdistas ridiculizando a algunos de sus miembros. Por eso también la izquierda se pasa los años cuidándose de cualquier crítica derechista.
3. La realidad es que en los setenta y ochenta del siglo XX creíamos que en México no podría existir un gobierno más corrupto y asesino que el gobierno nacional del PRI; que habíamos llegado hasta el fin del aguante y que cualquier cosa que viniera no podría estar peor. Los integrantes de la izquierda estábamos realmente en las “catacumbas” luchando un poco ilusamente por el triunfo de las luchas de los trabajadores o del “proletariado”, mientras el PRI y el PAN negociaban en Los Pinos nuevos acomodos. En tanto que muchos jóvenes izquierdistas con nuestros alumnos del CCH-UNAM realizábamos cientos de mítines y marchas en Ciudad Universitaria, en Reforma y Juárez, alrededor de las fábricas en huelga, los abogados y dirigentes panistas recibían enormes subsidios del gobierno del PRI para seguir en el juego electoral “democrático”. Hay mil un datos históricos registrados que demuestran que los panistas eran “cuatro gatos” hasta mediados de los ochenta.
4. En las décadas de los sesenta y setenta habían cientos de jóvenes militantes de diversas organizaciones en las cárceles, particularmente en Lecumberri. No estaban allí por desfalco de bancos o por venta o uso de narcóticos, sino acusados de portar armas, de amenazar con poner bombas en los bancos, de rebelarse contra el gobierno, de amotinarse en la vía pública o simplemente de desacato. Recuerdo a muchos de aquellos compañeros presos (los guevaristas, los trotskistas, Rico, Balam, los artistas) en mis visitas semanales a Lecumberri en 1968, así como en años antes y después. Ninguno de los visitados estaba arrepentido de sus luchas y sólo buscaba salir para continuar con sus batallas a favor de los trabajadores. Por esa cárcel pasaron varios cientos de ferrocarrileros, de campesinos, de médicos, de estudiantes de nivel superior, de profesionistas rebeldes. Así que los panistas, que siempre negociaban con el gobierno del PRI, tratan de que ignoremos el pasado.
5. Ante la dictadura electoral del PRI, que se había iniciado desde su fundación en 1929, a la izquierda mexicana no le interesó –por lo menos hasta 1977- ningún proceso electoral. Desde 1948 –al fundarse el Partido Popular, desde 1960 con el añadido de “Socialista”, PPS- comenzó a participar el los procesos electorales. Pero el fundador y presidente vitalicio del PPS, Lombardo Toledano, era visto por toda la izquierda como un oportunista siempre aliado al PRI. En los hechos el PAN y el PPS servían al gobierno del PRI para hablar de la democracia mexicana de centro que “arrastraba tras sí, donde quería, a la derecha y a la izquierda”. De tal manera que cuando los estudiantes luchábamos en 1968 en las calles de la ciudad de México los tres partidos nos condenaban: el PAN como agentes del comunismo internacional, el PRI como agitadores profesionales y el PPS como agentes del imperialismo yanqui y la reacción.
6. La democracia que presumen los panistas e intelectuales al estilo Krauze no es más ni menos que la democracia formal electoral: el triunfo de los votos aunque sean éstos absolutamente manipulados por los medios de información y comprados por los aparatos de poder. Esa “democracia electoral” nada tiene que ver con la igualdad política, económica y social que realmente son la única condición para que todos intervengan de manera igualitaria. Con razón Flores Magón decía: “pues no puede haber democracia política o electoral sino no hay plena igualdad de derechos”. Está ya tan desprestigiada la palabra democracia, al estar en boca hasta del asesino, que ya los sectores progresistas prefieren hablar de poder popular, de acción directa, de autogobierno o autogestión, de horizontalidad y gobiernos rotativos. Aquel significado original de Atenas, de “demos” pueblo y “kratos” gobierno, ha sido tan sarandeado que ya nadie cree en ello.
7. Por ello cuando el gobierno panista representado por Calderón, V. Mota o Madero hablan de democracia muchos de sus actos han sido interrumpido por jóvenes con mucho valor reclamándoles que no digan más mentiras con el mismo discurso (royo, choro) de siempre y que reconozcan que hay 67 mil asesinados, que el desempleo se ha multiplicado, que la migración hacia EEUU es de casi 800 mil al año y que los jóvenes que no estudian ni trabajan representan varios millones. Los jóvenes con estas interrupciones han logrado que se les escuche, aunque toda la gente acarreada se le prepara para evitar estas protestas. Por ese motivo todos los actos organizados por el PAN son bien preparados con enrejados para evitar que los jóvenes entren portando entre sus ropas propaganda escrita que pudieran desplegar. ¿No sería importante acaso observar estos actos políticos masivos para publicar luego lo que hacen quienes se dicen representantes de la democracia?
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